El Tribune

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En la década de 1850 se inició un acalorado debate sobre la conservación del David de mármol de Miguel Ángel, de 1504, que debía erigirse en la Piazza della Signoria. Se encargó al arquitecto Emilio de Fabris que diseñara una tribuna cuadrangular en la parte inferior de lo que hoy se conoce como "Galería de pinturas antiguas", donde se alinea con la actual Sala de los Prisioneros. En 1873 se planeó colocar el David de Miguel Ángel en el centro de esta Tribuna, bajo una claraboya muy luminosa con forma de cúpula circular. En agosto, esta estatua fue desmontada (en un marco de madera especialmente construido para este fin) y trasladada sobre raíles hacia la Accademia. Sin embargo, cuando llegaron a la Accademia, no pudieron introducirla porque... ¡La Tribuna no había sido terminada! Los documentos de archivo muestran que la estatua permaneció en el carro de madera del exterior hasta 1882, cuando se terminó la Tribuna y se abrió al público. Esto significa que David pasó un total de 9 años en su cajón

Al principio, las alas de la Tribuna exhibían copias de las obras maestras del propio Miguel Ángel, y después tondos. Ahora podemos disfrutar de David junto a otras obras pertenecientes a otros artistas del siglo XVI, como Bronzino, Cecchino Salviati y Allori, en estas dos alas de la Tribuna. La elección de estos artistas en concreto sirve para poner de relieve de qué manera estuvieron relacionados con Miguel Ángel en vida, sus obras y la influencia cultural que éstas ejercieron sobre ellos.

Homenaje a la derecha

Homenaje a la derecha

Pretendemos resaltar los aspectos de la Virgen con el Niño de Francesco Salviati con el Joven San Juan y un ángel a la derecha de David. Aprendiz de Andrea del Sarto, Salviati tuvo una larga y colorida carrera en Florencia, Roma y Francia hasta su trabajo para la corte internacional del Manierismo de Fontainebleau.

Los tintes luminosos e irisados de los artistas manieristas pueden apreciarse en esta Virgen con el Niño, cuya restauración devolvió la vida a los tonos tras haber sido retocada en 2003. La conexión que Francesco Salviati tenía con Miguel Ángel no era sólo en cuanto al empleo de poses dinámicas y torsiones exageradas en sus figuras, sino también porque ayudó a conservar los trozos de mármol del brazo de David después de que la estatua resultara dañada durante un disturbio en la Piazza della Signoria. En 1527, Francesco Salviati y Giorgio Vasari recuperaron los fragmentos y hace unos doce años se restauró el David.

Homenaje al ala izquierda

Homenaje al ala izquierda

Tras girar a la izquierda después del David, numerosas obras de arte se alinean en el vestíbulo y merece la pena detenerse a apreciarlas.

A la izquierda se encuentra por primera vez la Deposición de Cristo de Santi di Tito (óleo sobre tabla, c. 1590). Este gran panel representa una Deposición, con las cruces del Gólgota emergiendo prominentemente contra un cielo tranquilo en el fondo y pareciendo enmarcar el espacio en primer plano para el lamento. El cuerpo de Cristo, casi totalmente tendido en el suelo, es sostenido por la Virgen, con San Juan Bautista a un lado y Santa Catalina de Alejandría junto al donante, que viste una fina armadura marcada con los signos de los Caballeros de la Orden de San Esteban. Se trata del español Ernando Sastri, cuyo escudo aparece en el ángulo inferior derecho, que recibió este honor en 1576. El cuadro capta un estado de ánimo de profunda introspección y reflexión, mientras que el caballero, situado en el primer plano con la mano izquierda extendida hacia fuera, conecta el cuadro con el espectador, introduciéndole, en este caso, en la meditación y fomentando su implicación emocional. Antes de su restauración en 2003, un pesado repinte había oscurecido gran parte del paisaje del fondo, ocultando el cielo y los cruces a la percepción del espacio y su relación con lo que le rodea. En la parte inferior izquierda del panel aparece la firma de Santi di Tito.

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A la derecha había un gran panel de la Deposición de Cristo de Bronzino. Cosme I de Médicis la encargó para una iglesia de Portoferraio, en la isla de Elba, frente a la costa toscana. Esta obra, de grandes dimensiones, fue transportada en barco: primero por el río Arno hasta el puerto de Pisa y luego por mar abierto hasta su destino final. En 1561, Bronzino y su ayudante Alessandro Allori completaron su trabajo en el cuadro.

Su firma se encuentra en un prominente jarrón verde en la esquina inferior izquierda del cuadro. La composición está orientada tópicamente de arriba abajo, representando el instante del descenso de Cristo de la Cruz; guía a su espectador a través de formas elocuentemente serpenteantes hacia los que se lamentan en el centro mismo del foco. El pálido cuerpo desnudo de Cristo y su intensidad escultórica, el intrincado modelado del torso, son zonas en las que la mano de Bronzino se vio influida por Miguel Ángel.

Una limpieza realizada en 2003 libró a la obra de arte de importantes capas de pesados repintes que habían oscurecido la superficie original. Antes de la restauración, la ciudad fortificada del fondo sobre la colina del Gólgota, arriba a la izquierda, no era visible. Aquí podría representarse Portoferraio, con tres fuertes bastiones construidos bajo Cosme I para defenderse de las invasiones piratas. La figura barbuda del extremo izquierdo que mira hacia el exterior ha sido identificada como un autorretrato del propio Bronzino. Siga leyendo para conocer una interesante nota sobre el reciente proceso de restauración de este cuadro.

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La tercera por la derecha es la Anunciación de Allori, pintada por Alessandro Allori al óleo sobre madera hacia 1572-1578. El convento de Montedomini encargó este gran panel para sor Laura dei Pazzi, que representa la típica y modesta Anunciación florentina de habitación del siglo XVI. La composición presenta a Gabriel situado sobre una ligera nube arrodillado hacia la Virgen, con la noticia de que va a ser la madre de Cristo. Con la mano derecha ofrece a María un lirio blanco (Lilium candidum) como símbolo de pureza y con la izquierda señala al Espíritu Santo que desciende del Cielo. Más arriba, unos ángeles esparcen diversas flores desde lo alto. Otro detalle viene dado por la atractiva presencia de una cesta de costura y destacan los minuciosos detalles del bordado insertado delante de un ángel.

En esta muestra de texto reescrito se aprecia un uso más sofisticado del lenguaje, junto con una mayor longitud y complejidad de las frases, en comparación con el contenido general generado por la IA, pero no tan refinado como el producido a nivel humano.

La cuarta obra es de Alessandro Allori y se titula Coronación de la Virgen María (óleo sobre lienzo, 1593). Con este cuadro, el artista consiguió un tributo de flores muy ornamental, fresco con tintes variados y sutil en su escala de valores; en resumen, un fondo ideal y alegre para un tema como la Coronación de la Virgen. Fue solicitado a Allori para la iglesia de Santa Mónica en Florencia. Invitándonos al Paraíso resplandeciente de color y elegancia, una variedad de plantas en flor, aquí representadas por numerosas especies de cada tipo de planta conocida por el hombre, revelan su significado místico mientras despliegan su fragancia ante quien las contempla. Cuando las visiones impulsaban a los artistas a crear flores como símbolos durante la época medieval, se desconocían los detalles precisos; por lo tanto, estas pinturas sólo podían completarse a través de la inspiración divina y no de la observación. El entusiasmo mostrado por la familia Médicis por la ciencia contribuyó finalmente a estimular esta forma de arte botánico: provocó un aumento tanto del interés por los temas florales entre los pintores que buscaban representar la naturaleza con realismo como de la necesidad de ilustraciones botánicas precisas.

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